jueves, 14 de agosto de 2008

The Mosquito Coast: Prometeo y Regreso al Pasado


Por Budokán 15 de Agosto de 2008

Prometeo fue un titán amigo de los humanos que con sus acciones desafío a los dioses de distintas maneras. Primero, les robó el fuego para acercárselo a los hombres, que por castigo, estaban privados del mismo. Luego les acercó la escritura y la lectura ya que el conocimiento también era una exclusividad divina, y por ello negado a los mortales. Pero lo que más dolió al Olimpo fue la creación de un hombre de barro, pues el acto de dar vida siempre fue privilegio exclusivo de los dioses. Desde el inicio de los tiempos, todo aquel que intentó romper ese mandato natural pagó su osadía con la creación de una criatura aberrante que poco tenía que ver con la vida humana.

Lo expuesto en el párrafo anterior es lo que hace Harrison Ford cuando, en la centroamericana isla de Mosquito, pretende crear una civilización completamente natural teniendo como centro de referencia un gigantesco refrigerador.

Al comienzo del filme, cuando Allie Fox (Harrison) diseña un invento novedoso que permite crear hielo a base de una combinación entre fuego y gases, lo describe a sus hijos como si estuviera dando una clase de anatomía. De manera didáctica, compara cada componente con un órgano del cuerpo humano. Claro que a esa altura de la película el artefacto no es más que un insignificante prototipo inofensivo, por lo que uno podría tomar la explicación anterior como un dato sin importancia. Pero en la obra de un autor de la talla de Peter Weir esa escena no es inocente sino más bien anticipatoria y reveladora.

Una vez que la familia se traslada a la isla, Fox construye junto a los lugareños su “Frankenstein” pero a una escala gigantesca. Al comienzo el tótem ofrecerá las comodidades del mundo civilizado cumpliendo con su función de enfriar los alimentos, pero cuando se le exija otras cosas que no son propias de la naturaleza, como el lujo y el confort, el monstruo de aluminio creará tantos problemas al punto que llevará a la aldea a una destrucción total.

En conclusión, podemos afirmar que el director australiano logra llevar adelante todo su universo temático – los mundos (antiguo y moderno) que chocan para renovarse- a un límite que no permite retorno alguno.

De algún modo, me gustaría pensar que si The Truman Show es la imposibilidad de vivir en la post modernidad exacerbada, The Mosquito Coast es su contracara arcaica.

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