lunes, 20 de octubre de 2008

The Last Wave (La última ola), de Peter Weir

Por Fernando Alejo Cellier, 21 de octubre de 2008

Los protagonistas de las películas de Peter Weir evolucionan, son unos al principio y otros, muy distintos, al final. En The Last Wave el protagonista, David Burton, encarna a un tipo de hombre moderno honesto que ignora una antigua y extraña verdad, la cual será catalizada hacia él mediante otro personaje hasta provocar una anagnórisis –darse cuenta- y la consiguiente fractura del paradigma que regulaba su racional y sesgada vida para pro-yectarlo ante otra nueva y auténtica.

Weir confronta dos mundos: el moderno: trivial, carente de sentido, nihilista frente al arcaico: sacro, pleno de sentido y periférico al moderno.

Época-lípsis: El Cataclismo purificador

Quién es David en el mito bíblico?

(Wikipedia) La Biblia dice que en el último tiempo Dios estaba tan satisfecho con David, que prometió que la línea sucesoria de David duraría por siempre. El judaísmo cree que el Mesías será un descendiente directo del rey David, y los cristianos trazan el linaje de Jesús hasta él.

Las hijas de David, Sophia (sabiduría) y Grace (gracia) + las apariciones premonitorias de Chris (Cristo) funcionan en esa clave bíblica.

David y Chris forman parte de un mismo linaje que tiene raíz en el Mulkurul, una tribu arcaica que creía en el ciclo vital: Apocalipsis – Renacimiento a partir de un cataclismo natural. La pertenencia sanguínea de David al Mulkurul (el linaje de Chris) le permite comprender (mediante sueños premonitorios) a aquello que, dentro de la matriz de pensamiento lógico-racional, es imposible.

La irrupción de lo oculto aparece a través de la onírica sombra de Chris (Cristo). El sueño es una esfera sub-conciente, no perteneciente a la vida racional.

En clave bíblica, Weir muestra que la sabiduría y gracia de Cristo irrumpen para acabar con los vicios del moderno homos-economicus. La verdad se encuentra en el pasado, en la raíz humana, en lo subterráneo, lo olvidado, lo periférico a la matriz utilitarista.

David: Hemos perdido nuestros sueños, luego vuelven y no sabemos qué significan

Dos cosas importantes, primero dice que el hombre ha perdido algo, por ende lo tuvo. Segundo, tienen un significado.

El hombre extraña lo que alguna vez tuvo. La última ola es una película dónde el héroe empieza con cierto sentimiento de “extrañamiento” (en sus dos acepciones: como rareza y como anhelo de volver a vivenciar (extrañar)) y que luego de atar cabos, accede finalmente a la verdad (Cristo).

Weir apuesta a un hombre nuevo con una ética cimentada en sus propias raíces.

Respecto a las formas

Weir nos habla en clave platónica mediante el uso de sombras -mito de la caverna-.

En El año que vivimos peligrosamente el protagonista es mostrado a través de sombras mientras trabaja en su escritorio; en La última ola, la proyección onírica de David es la sombra es Chris. En The truman Show, sabremos al final, que todo lo que conocía Truman era mera sombra.

En The Last Wave, el agua vuelve a ser protagonista, recordemos su importancia en The Truman Show y en El año que vivimos peligrosamente.

El agua, nos dirán al final, es una suerte de preludio apocalíptico (época-líptico)

En La última ola el agua cumple la misma función dramática que el ruido crujiente de la roca volcánica en Hanging Rock. En ambas lo líquido=el caos=lo extraño=la naturaleza deviene para demoler un orden moral pedante e inauténtico.

Auto y Agua representan dos mundos en tensión, el moderno: seguridad, comodidad, protección, técnica y el antiguo: caos, pulsión, purificación, naturaleza.

En la ciudad, el protagonista está en su auto, protegido por ese objeto moderno. Luego el agua se meterá en su casa porque sus hijas dejaron circular el agua de la bañera y el agujero de desagüe está tapado por un “auto” de juguete.

Al rescate de la espiritualidad

David Burton (protagonista) a su padre: ¿por qué no me dijiste que había misterios?

Padre: Mi vida trata de un misterio

David: No, tú los explicas en la iglesia

Según Weir, el hombre parece haberse encauzado en una moral nihilista, carente de sentido. En ese marco, Weir propone retomar una moral que vincule al hombre con la divinidad y la naturaleza.

David, el protagonista, dice: el hombre es más importante que la ley (refiriéndose a la ley humana) y Chris (Cristo) responde: No, la ley es más importante que el hombre (evidente referencia a una ley supra-humana).

Weir no explica nunca qué pasó en el picnic en Hanging Rock y tampoco en The Last Wave. Simplemente muestra que hay “algo” antiguo que fue dejado de lado por el hombre moderno, afirma “un existente” subestimado, el cual se vuelve violentamente como los pájaros de Hitchcook, tal vez.

David realiza el pasaje subterráneo hasta la playa, sin anteojos (ya no los necesita), ve venir la última ola, la finalización de una era.

1 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Impresionante este análisis que no sólo arroja luz sobre el tema de la obra de Weir sino que también nos invita a ver la obra completa de este genio del cine.