lunes, 28 de julio de 2008

The Year of Living Dangerously y la Caverna de Platón II


Budokán, 29 de Julio de 2008

Para continuar con esta revisión acerca de la obra de Weir sobre como trabaja el tema de la alegoría de la caverna planteada por Platón me gustaría acercar el film El año que vivimos en Peligro (1982). Allí, Mel Gibson encarna a un cronista de guerra que va a cubrir una posible revuelta civil en la isla de Java a mediados de la década del ‘60. Sin embargo al llegar a la ínsula se da cuenta que no encuentra la noticia que busca y éste hecho le hace correr el riesgo de sumarse a la superficialidad en la que están inmersos sus colegas de occidente. Estos hombres sólo comunican noticias sobre lo estrictamente político negándose a centrarse en los verdaderos problemas sociales del conflicto. Todos ellos se encuentran en la famosa caverna por elección, conocen los problemas del pueblo pero se niegan a reportarlos porque según sus propias palabras: “al mundo no le interesan esas noticias”. Sólo ven la sombra de una ciudad devastada por el hambre y la miseria que ésta genera. Temen salir de sus lujosos hoteles con aire acondicionado y de las embajadas con rejas y soldados que los protegen. Pero el giro interesante que propone el director se da con la aparición de un nativo llamado Billy, magníficamente interpretado por Linda Hunt, que le abrirá los ojos al recién llegado Guy Hamilton (Mel Gibson). Construido como un alter ego del director, Billy a través de su profesión de fotógrafo le mostrará, con su trabajo, a Hamilton, lo que los otros se niegan a ver. Lo iniciará enseñándole fotografías con los rostros hambrientos de los hombres y niños de su pueblo, le abrirá el corazón haciéndole descubrir el amor, pero lo más importante es que se sacrificará para que todo lo anterior no quede en simples editoriales melodramáticas. Una vez que el periodista comprende estos hechos, la verdad se vuelve una luz cegadora que metafóricamente se trasluce en las vendas que lleva por la pérdida de la visión de uno de sus ojos provocada por el culatazo de un rifle militar. Gibson, al igual que nosotros ha salido de la oscura cueva, ha roto las cadenas y debe convivir con el precio que conlleva el conocimiento.

Finalmente nos quedan las sombras chinescas con las que abre la cinta. Títeres que representan al bien y al mal y que según la proyección de sus sombras nos hacen ver algo que poco tiene que ver con la realidad. Enceguecido por el circo del dictador, el pueblo no veía el hambre provocado por el gobierno.

Parafraseando a Fabián en su post anterior es posible que Weir proponga el nacimiento de un hombre verdadero pero la pregunta que el director deja abierta es: ¿Cómo será esa nueva persona?

sábado, 26 de julio de 2008

The Truman Show y la Caverna de Platon





Fabián, 26 de Julio de 2008.

Vuelvo a ver “The Truman show” (Peter Weir – 1998) y pienso en la caverna de Platón.

Y pienso en la caverna como un cine, como una sala de proyección, donde la mentira –según Brian De Palma- se dispara a razón de 24 fotogramas por segundo.

En el mismo sentido, Jean-Luc Godard, sin dar la talla, más solemne y pretencioso, ha dicho que el cine es una verdad que se dispara a esa velocidad. Platón lo refuta.

El cine, podríamos acordar, es una mentira que puede iluminar la verdad.

Imaginemos una oscura caverna subterránea –sugiere Platón- y a un grupo de hombres maniatados (desde niños) por el cuello y por las piernas de manera tal que solo pudiesen mirar hacia delante, sin verse entre ellos ni a si mismos. Imaginemos que arde un fuego por detrás y entre este fuego y los prisioneros pensemos un camino por el cual unos hombres transportan toda clase de objetos (mientras algunos hablan entre ellos) proyectando sus sombras (y haciendo oír sus voces por el eco) en la pared que los condenados miran.

¿No debemos pensar que esos prisioneros no han visto otra cosa en su vida que las sombras proyectadas en la pared?

¿No debemos pensar que a esas sombras (y a esas voces que oyen) las juzgarán como propias y reales?

El filósofo concluye preguntando qué ocurriría si esos hombres fuesen liberados de sus cadenas (curados de su ignorancia) y llevados a la luz exterior. Al comienzo la claridad los enceguecería y la luz les haría doler los ojos –se responde-. Apresurados, volverían sus ojos a las sombras (y a los objetos que la producían) que tomaban por reales hasta que, lentamente, sus ojos se acostumbrarían a la luz y aceptarían la verdad irrefutable. Comprenderían que aquella “realidad” no era “la realidad” sino un mundo de ficción preparado para ellos.

¿Son esas sombras proyectadas en la pared de una cueva oscura nuestra realidad cotidiana?

¿Nos ha preparado alguien y servido en bandeja –mediante la propaganda, la “cultura”, la domesticación por lo cotidiano- una realidad que no es?

El mundo de Truman está circundado por una bóveda (que podría ser la cueva)

¿Somos todos Truman? ¿Somos prisioneros en la cueva?

Truman suena muy parecido a true man (hombre verdadero). Por allí podríamos empezar a intuir una respuesta e iniciar una búsqueda.

viernes, 25 de julio de 2008

We Own the Night : La Familia antes que Todo

Budokan, 25 de Julio de 2008

Luego del prólogo con fotos históricas de la policía de New York, que sirve para la apertura de títulos, We Own The Night (2007) comienza en una oscura discoteca donde reina el desenfreno. Allí se presentan una parte de los personajes que van a protagonizar el film entre los que se encuentra Robert Green (Joaquin Phoenix). A la siguiente secuencia, la acción va hacia una iglesia en la que se celebra un homenaje a Joseph Grusinsky (Mark Wahlberg), detective de policía y hermano de Robert. En comparación con el otro ambiente, aquí la gente parece acartonada y aburrida. Mientras en la disco todos se pelean por el alcohol y la lujuria, en el mundo de los policías las mujeres tienen varios hijos y las disputas son por ver quien come más cantidad de pastel. Lo cierto es que hay un choque de mundos opuestos que no tienen nada en común.

El director James Gray ya nos marca su mirada cinéfila porque con este montaje nos cita a The Godfather (1972). Y la cita es funcional porque el tema del filme va a ser la familia, sólo que en este caso Phoenix va recorrer el camino inverso de Al Pacino. En este inicio Phoenix llega con una mujer portorriqueña que poco tiene que ver con su familia. Del mismo modo arribaba Michael Corleone en la primera de la trilogía “coppoleana” con su prometida Kay Adams. Encima el padre de ambos es el hijo adoptivo de Vitto Corleone nada menos que Robert Duvall. Pero lo más importante es que en ese momento de la historia ni Pacino (porque era un héroe de guerra) ni Phoenix (porque es un drogadicto) eran parte activa de sus respectivas familias ni pretendían serlo.

Más tarde, el relato construirá antagonismos entre los hermanos porque Joseph pedirá la colaboración de Robert como informante al mismo tiempo que la mafia rusa intentará convencer a Green para que distribuya la droga que ellos preparan. Esta lucha reavivará viejos conflictos familiares y exigirá al personaje de Robert que tome una decisión entre su familia adoptiva (los rusos) o su familia sanguínea.

En otro de los grandes momentos que hablan muy bien del método utilizado por Grey para construir metáforas descubrimos el momento en que Phoenix nace como oficial de policía. El hecho se da con una redada en un laboratorio clandestino en el que Robert actúa como señuelo. La escena culmina con Phoenix bañado en sangre (como un bebé) saliendo por la rotura de una ventana y cayendo al suelo sin poder caminar. Un nuevo hombre ha nacido, pero su nacimiento fue construido como el de un parto complicado.

No es la intención revelar datos sobre el filme sino que se lo vea y se lo disfrute por lo que creo que estamos ante uno de los policiales que mejor nos recuerdan a aquella maravillosa época de renovación que vivieron en la década del ’70.

jueves, 24 de julio de 2008

The Dark Knight : La Eterna lucha entre el Bien y el Mal




Fabián, 24 de Julio de 2008.

Batman inicia. Inicia esta suerte de Diario. “Batman, el caballero de la noche”. El segundo Batman de Nolan, el más complejo. Un Batman que comprende que su dualidad no le permitirá ser el héroe que el mundo necesita.

Con la pérdida del Paraíso el hombre perdió la eternidad, se instaló en el tiempo…perdió la unidad, apareció el dos. Macho-hembra, día-noche, bien-mal…

El tema es el dos.

La metáfora, representada por la violenta lucha entre el bien y el mal, es la de la dualidad que añora aquella unidad perdida.

Sobre el final, nuestro héroe se perderá en la noche devolviéndole a la humanidad el precioso bien de la esperanza: transformará (creará) a “Dos Caras” –ahora en la eternidad, a salvo de una nueva tentación- en un arquetipo, en una suerte de Cristo que (en nombre del Creador, en nombre de Batman) abrirá las puertas del paraíso para que algún día el hombre recupere la unidad perdida.

El bien (Batman) y el mal (El Guasón/el demonio) en eterna lucha. En los cielos y en la tierra. Uno es Cosmos el otro es Caos. Desde siempre. Lo dicen los mitos.

Los mortales (peleando por dinero y otras superficialidades) son simples aficionados cuando el verdadero mal se manifiesta en toda su magnitud. Dicho por el propio Mal. Quien así no lo crea que revea “El exorcista”.