Por Fernando Alejo Cellier, 21 de octubre de 2008
Los protagonistas de las películas de Peter Weir evolucionan, son unos al principio y otros, muy distintos, al final. En The Last Wave el protagonista, David Burton, encarna a un tipo de hombre moderno honesto que ignora una antigua y extraña verdad, la cual será catalizada hacia él mediante otro personaje hasta provocar una anagnórisis –darse cuenta- y la consiguiente fractura del paradigma que regulaba su racional y sesgada vida para pro-yectarlo ante otra nueva y auténtica.
Weir confronta dos mundos: el moderno: trivial, carente de sentido, nihilista frente al arcaico: sacro, pleno de sentido y periférico al moderno.
Época-lípsis: El Cataclismo purificador
Quién es David en el mito bíblico?
(Wikipedia)
Las hijas de David, Sophia (sabiduría) y Grace (gracia) + las apariciones premonitorias de Chris (Cristo) funcionan en esa clave bíblica.
David y Chris forman parte de un mismo linaje que tiene raíz en el Mulkurul, una tribu arcaica que creía en el ciclo vital: Apocalipsis – Renacimiento a partir de un cataclismo natural. La pertenencia sanguínea de David al Mulkurul (el linaje de Chris) le permite comprender (mediante sueños premonitorios) a aquello que, dentro de la matriz de pensamiento lógico-racional, es imposible.
La irrupción de lo oculto aparece a través de la onírica sombra de Chris (Cristo). El sueño es una esfera sub-conciente, no perteneciente a la vida racional.
Dos cosas importantes, primero dice que el hombre ha perdido algo, por ende lo tuvo. Segundo, tienen un significado.
El hombre extraña lo que alguna vez tuvo. La última ola es una película dónde el héroe empieza con cierto sentimiento de “extrañamiento” (en sus dos acepciones: como rareza y como anhelo de volver a vivenciar (extrañar)) y que luego de atar cabos, accede finalmente a la verdad (Cristo).
Weir apuesta a un hombre nuevo con una ética cimentada en sus propias raíces.
Respecto a las formas
Weir nos habla en clave platónica mediante el uso de sombras -mito de la caverna-.
En El año que vivimos peligrosamente el protagonista es mostrado a través de sombras mientras trabaja en su escritorio; en La última ola, la proyección onírica de David es la sombra es Chris. En The truman Show, sabremos al final, que todo lo que conocía Truman era mera sombra.
En The Last Wave, el agua vuelve a ser protagonista, recordemos su importancia en The Truman Show y en El año que vivimos peligrosamente.
El agua, nos dirán al final, es una suerte de preludio apocalíptico (época-líptico)
En La última ola el agua cumple la misma función dramática que el ruido crujiente de la roca volcánica en Hanging Rock. En ambas lo líquido=el caos=lo extraño=la naturaleza deviene para demoler un orden moral pedante e inauténtico.
Auto y Agua representan dos mundos en tensión, el moderno: seguridad, comodidad, protección, técnica y el antiguo: caos, pulsión, purificación, naturaleza.
Padre: Mi vida trata de un misterio
David: No, tú los explicas en la iglesia
David, el protagonista, dice: el hombre es más importante que la ley (refiriéndose a la ley humana) y Chris (Cristo) responde: No, la ley es más importante que el hombre (evidente referencia a una ley supra-humana).
David realiza el pasaje subterráneo hasta la playa, sin anteojos (ya no los necesita), ve venir la última ola, la finalización de una era.
1 comentarios:
Impresionante este análisis que no sólo arroja luz sobre el tema de la obra de Weir sino que también nos invita a ver la obra completa de este genio del cine.
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