sábado, 26 de julio de 2008

The Truman Show y la Caverna de Platon





Fabián, 26 de Julio de 2008.

Vuelvo a ver “The Truman show” (Peter Weir – 1998) y pienso en la caverna de Platón.

Y pienso en la caverna como un cine, como una sala de proyección, donde la mentira –según Brian De Palma- se dispara a razón de 24 fotogramas por segundo.

En el mismo sentido, Jean-Luc Godard, sin dar la talla, más solemne y pretencioso, ha dicho que el cine es una verdad que se dispara a esa velocidad. Platón lo refuta.

El cine, podríamos acordar, es una mentira que puede iluminar la verdad.

Imaginemos una oscura caverna subterránea –sugiere Platón- y a un grupo de hombres maniatados (desde niños) por el cuello y por las piernas de manera tal que solo pudiesen mirar hacia delante, sin verse entre ellos ni a si mismos. Imaginemos que arde un fuego por detrás y entre este fuego y los prisioneros pensemos un camino por el cual unos hombres transportan toda clase de objetos (mientras algunos hablan entre ellos) proyectando sus sombras (y haciendo oír sus voces por el eco) en la pared que los condenados miran.

¿No debemos pensar que esos prisioneros no han visto otra cosa en su vida que las sombras proyectadas en la pared?

¿No debemos pensar que a esas sombras (y a esas voces que oyen) las juzgarán como propias y reales?

El filósofo concluye preguntando qué ocurriría si esos hombres fuesen liberados de sus cadenas (curados de su ignorancia) y llevados a la luz exterior. Al comienzo la claridad los enceguecería y la luz les haría doler los ojos –se responde-. Apresurados, volverían sus ojos a las sombras (y a los objetos que la producían) que tomaban por reales hasta que, lentamente, sus ojos se acostumbrarían a la luz y aceptarían la verdad irrefutable. Comprenderían que aquella “realidad” no era “la realidad” sino un mundo de ficción preparado para ellos.

¿Son esas sombras proyectadas en la pared de una cueva oscura nuestra realidad cotidiana?

¿Nos ha preparado alguien y servido en bandeja –mediante la propaganda, la “cultura”, la domesticación por lo cotidiano- una realidad que no es?

El mundo de Truman está circundado por una bóveda (que podría ser la cueva)

¿Somos todos Truman? ¿Somos prisioneros en la cueva?

Truman suena muy parecido a true man (hombre verdadero). Por allí podríamos empezar a intuir una respuesta e iniciar una búsqueda.

3 comentarios:

Fer dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fer dijo...
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Fer dijo...

La hermeneútica de Weir

Peter Weir podría haber ayudado a desatarse al primer prisionero de la caverna. Weir nos enfrenta a nuestro "orden" aparente. Nos recuerda que en el origen primero fue el caos, luego el orden.
En La Sociedad de los Poetas Muertos y en The Truman Show hay un héroe que toma conciencia de que algo anda mal en su mundo.
Robbin Willams es el catalizador romántico de la tradición, se cuela en el ordenado mundo anglosajón para fisurarlo desde adentro, para poner en duda al héroe, que sacrificio mediante (recordemos que uno de los alumnos se suicida con una corona de espinas como Jesús) descubre un mundo auténtico. Esa toma de conciencia es un punto de inflexión en su vida. Truman, a partir de la duda llega a lo mismo. Peter Weir juega a ser Sócrates, promueve la vida auténtica como fin y el coraje como medio.
Ya estoy poniéndome a buscar el resto de las películas de Weir, que según dicen, hay varios puntos altos.

Para seguir viendo: They live (Carpenter), La isla (Michael Bcy), Matrix (Wachousky)