Luego del prólogo con fotos históricas de la policía de New York, que sirve para la apertura de títulos, We Own The Night (2007) comienza en una oscura discoteca donde reina el desenfreno. Allí se presentan una parte de los personajes que van a protagonizar el film entre los que se encuentra Robert Green (Joaquin Phoenix). A la siguiente secuencia, la acción va hacia una iglesia en la que se celebra un homenaje a Joseph Grusinsky (Mark Wahlberg), detective de policía y hermano de Robert. En comparación con el otro ambiente, aquí la gente parece acartonada y aburrida. Mientras en la disco todos se pelean por el alcohol y la lujuria, en el mundo de los policías las mujeres tienen varios hijos y las disputas son por ver quien come más cantidad de pastel. Lo cierto es que hay un choque de mundos opuestos que no tienen nada en común.
El director James Gray ya nos marca su mirada cinéfila porque con este montaje nos cita a The Godfather (1972). Y la cita es funcional porque el tema del filme va a ser la familia, sólo que en este caso Phoenix va recorrer el camino inverso de Al Pacino. En este inicio Phoenix llega con una mujer portorriqueña que poco tiene que ver con su familia. Del mismo modo arribaba Michael Corleone en la primera de la trilogía “coppoleana” con su prometida Kay Adams. Encima el padre de ambos es el hijo adoptivo de Vitto Corleone nada menos que Robert Duvall. Pero lo más importante es que en ese momento de la historia ni Pacino (porque era un héroe de guerra) ni Phoenix (porque es un drogadicto) eran parte activa de sus respectivas familias ni pretendían serlo.
Más tarde, el relato construirá antagonismos entre los hermanos porque Joseph pedirá la colaboración de Robert como informante al mismo tiempo que la mafia rusa intentará convencer a Green para que distribuya la droga que ellos preparan. Esta lucha reavivará viejos conflictos familiares y exigirá al personaje de Robert que tome una decisión entre su familia adoptiva (los rusos) o su familia sanguínea.
En otro de los grandes momentos que hablan muy bien del método utilizado por Grey para construir metáforas descubrimos el momento en que Phoenix nace como oficial de policía. El hecho se da con una redada en un laboratorio clandestino en el que Robert actúa como señuelo. La escena culmina con Phoenix bañado en sangre (como un bebé) saliendo por la rotura de una ventana y cayendo al suelo sin poder caminar. Un nuevo hombre ha nacido, pero su nacimiento fue construido como el de un parto complicado.
No es la intención revelar datos sobre el filme sino que se lo vea y se lo disfrute por lo que creo que estamos ante uno de los policiales que mejor nos recuerdan a aquella maravillosa época de renovación que vivieron en la década del ’70.
1 comentarios:
No sólo es un gran policial, sino que es una de las películas más interesante del año.
Les dejo la crítica que hice en el momento de su estreno.
http://www.leercine.com.ar/nota.asp?id=133
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